Exposiciones

Josefina Pino “Patios”

OBRAS NUEVAS

Horario/Opening Hours: 3.12. – 18.12.2011 11h – 17h

Al Quinto Pino Art Club invites you to the opening party of the exhibition of new works by Josefina Pino in Capdesmoro, Santanyi,

on the 3rd of December 2011 at 4pm.

Al Quinto Pino Art Club les invita a la inauguración de la exposición de nuevas obras de Josefina Pino que tiene lugar en Capdesmoro, Santanyi,

el 3 de diciembre 2011 a las 16 horas.

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Geschichten aus Farbe und Form (texto en castellano)
Oft erzählt Josefina Pino poetische Geschichten von Nixen und Fischen und Nymphen, die durch wogende, sich kringelnde, gischtende Farbmeere tauchen von irgendwoher nach irgendwohin. Und dann wieder sind es schroffe, kantige Erzählungen, schwarz-weiß, knapp, abstrakt. Oder sie zieht Farbgitter über die Leinwand, erinnert an mallorquinische Architektur und Häusermauern und an Katzen, die auf Zäunen hocken. Sie erzählt von Innenräumen, von Blumen, Tieren, Menschen, Fabelwesen, Gerüchen, Stimmungen. Lässt Feste erahnen, die auf sich biegenden Tischen vermutlich gefeiert wurden. Und Geschichten aus  ihrem Atelier erzählt sie auch, vom Malen an und für sich, von Kunst, von (Drei-)Dimensionalität, von Tiefe und Oberfläche, von Konzentration und Explosion. Schattenblau, Zitronengrün, Sonnengelb, Josefina Pino ist eine Meisterin der Farben, Beherrscherin der Formen. Mit großer Selbstverständlichkeit mischt sie für ihre Stillleben Abstraktes und Figuratives. Schneidet Figuren und Formen aus Zeitungspapier, ein Kaktus aus Buchstaben wächst über das Bild, Blumenzacken in Schriftfarbe. In ihrer Handtasche immer mit dabei: Schere und Klebstoff.
Aber was immer sie auch macht und malt und klebt, auf riesigen Leinwänden, auf kleinen Blättern oder in ihren dreidimensionalen Bild-Objekten: immer ist ihr ganz persönliches Vokabular erkennbar, ihre subjektive Handschrift, ihr kühner Pinselstrich, die Klarheit der Form, die besondere Schönheit ihrer Sicht auf die Welt der Dinge und Phantasien. Nein, sie schert sich nicht um Zwänge und Ismen und Kunstmarktwünsche und Stilfragen. Nie. Und wer immer sie persönlich kennt, wird daran auch keine Zweifel hegen.
Josefina Pino ist Autodidaktin, geboren 1960 in Felanitx / Mallorca als Tochter eines Töpfers. Mit 13 Jahren verschlang sie die russische Literatur, Dostojewski, Gorki, Tolstoi, mit 17 entdeckte sie Kerouac. Schon in der Volksschulzeit galt sie als begabt, einmal habe die Lehrerin als Mal-Aufgabe „Mädchen mit Hund“ gestellt. Sie malte das Mädchen und die Leine. Nicht den Hund.
Josefina: eine einzelne Blume in einem großen Feld. Auch davon erzählt sie. Ohne falsche Bescheidenheit, aber frei von jeglicher Eitelkeit.
Als Franco starb und mit ihm die Diktatur in Spanien, war sie 15. „Plötzlich herrschte in meinem Dorf Felanitx ein unglaublicher Auf- und Umbruch. Es gab Informationen aus dem Ausland. Und mein Dorf liebte die Malerei! Miquel Barceló lebte hier, er wurde schnell auch international ziemlich berühmt, nahm an Biennalen teil. Alle wollten so wie er Erfolg haben.“ Nur nicht Josefina Pino. Denn: Im Strom, gar Mainstream, mitschwimmen ist ihre Sache nicht.
Und so arbeitete sie  zunächst zwei Jahre in der Werkstatt des Vaters. Doch zwei starke, um nicht zu sagen, sture Persönlichkeiten: „Das war“, sagt Josefina Pino lapidar, „nicht immer einfach“. Also jobbte sie als Sekretärin und Telefonistin, zog von zu Hause aus, kaufte sich ein Auto, hing mit Künstlern und Schriftstellern herum, las Kunstbücher, entdeckte Picasso und Matisse. Und traf 1990 den österreichischen Maler Peter Marquant, der sich in Llombards niedergelassen hatte. Und der sie zum Malen ermunterte.
Vier Jahre später, 1994, hatte sie ihre erste Ausstellung in Felanitx. Peter Marquant wurde Lebens- und mittlerweile Ehepartner.
Von ihm, sagt sie, habe sie viel gelernt, durch ihn die abstrakte Malerei besser kennengelernt. Über Kunst spreche sie täglich mit ihm, eigentlich immer. In einer Finca in Cap des Moro nahe Santanyí, die Marquant  geplant und – mit Hilfe seiner österreichischen Freunde Peter und Babs Kastner –  gebaut hat, haben die beiden den Quinto Pino Art Club gegründet: für (nicht nur, aber vorwiegend auf Mallorca lebende) Künstlerinnen und Künstler, die sie persönlich schätzen und mögen.
Was sie übrigens nicht mag, ist der Jugendkult in der Kunst. „Es gibt nur junge Kunst. So gesehen, bin ich alt. Aber es interessiert mich nicht, Kunst nach dem Alter zu beurteilen.“
Und wenn schon: Josefina Pinos Kunst ist jung und frisch, feministisch und selbstbewusst, malerisch und konzeptuell. Es ist einfach gute Malerei.
Andrea Schurian, November 2011


Josefina Pino a menudo cuenta historias poéticas de sirenas, peces y ninfas, que a través de mares cromáticos ondulantes, arremolinados y agitados, bucean de algún lugar a cualquier parte. Y, de repente, vuelve a crear relatos abruptos, esquinados, carentes de matices, abstractos. O pasa retículos de color por encima del lienzo, recuerda arquitectura y muros mallorquines, y gatos sentados en ellos. Cuenta de espacios interiores, de flores, animales, personas, seres fabulosos, olores, estados de ánimo. Insinúa fiestas, que presuntamente se celebran en mesas sobrecargadas. Y también cuenta historias de su estudio, del pintar en sí, de arte, de (tri-)dimensionalidad, de profundidades y superficies, de concentración y explosión. Azul sombra, verde limón, amarillo color del sol. Josefina Pino es una maestra de los colores, dueña de las formas. Con toda la naturalidad del mundo mezcla abstracción y figuración en sus bodegones. Del papel de periódico recorta figuras y formas, un cactus hecho de letras crece por encima del cuadro, púas vegetales en color texto. Tijeras y pegamento nunca faltan en su bolso.
Pero no importa qué hace ni qué pinta ni qué pega, sobre telas inmensas, hojas pequeñas o en sus objetos pictóricos tridimensionales: siempre se reconoce su lenguaje personal, su letra subjetiva, su trazo audaz, la claridad de la forma, la especial belleza en su visión del mundo de los objetos y las fantasías. No, no le importan la presión, las categorías, los deseos del mercado del arte o las cuestiones de estilo. Jamás. Y quien la conoce personalmente, no lo dudará ni un momento.
Josefina Pino es autodidacta, en 1960 nace en Felanitx, Mallorca, como hija de alfarero. A los 13 años devora la literatura rusa, Dostoievski, Gorki, Tolstoi, a los 17 descubre Kerouac. Ya en primaria es considerada lista. Cuando en una ocasión la maestra manda pintar una chica con perro, ella pinta la chica y la cadena. El perro no.
Josefina: una sola flor en medio de un gran campo. También habla de ello. Sin falsa modestia, aunque libre de cualquier vanidad.
Cuando se muere Franco y con él la dictadura en España, ella tiene 15 años. “De repente en mi pueblo se empezó a respirar un clima de excitación y cambio increíble. Llegó información desde el extranjero. ¡Y mi pueblo amaba la pintura! Miquel Barceló vivía aquí, rápidamente llegó a tener una fama considerable, incluso en el extranjero, y participó en bienales. Todos quisieron tener el éxito que tuvo él.” Con excepción de Josefina Pino. Porque nadar en la misma corriente, o en el mainstream, no es cosa suya.
De este modo empezó a trabajar en el taller de su padre. Pero la combinación de dos personalidades fuertes, por no decir testaduras, “no siempre fue”, dice Josefina Pino sin rodeos, “muy fácil.” Así que después de unos dos años aceptó un trabajo como secretaria y telefonista, dejó la casa de sus padres, se compró un coche, pasó su tiempo entre artistas y escritores, leyó libros de arte, descubrió Picasso y Matisse. Y en 1990 conoció al pintor austríaco Peter Marquant, que se había establecido en Llombards. Y quien la animó a pintar.
Cuatro años más tarde, en 1994, tuvo su primera exposición en Felanitx. Peter Marquant se convirtió en su pareja y, más tarde también en su marido.
Dice que ha aprendido mucho de él, que con él ha conocido mejor la pintura abstracta. A diario conversan sobre arte, “prácticamente siempre”, confiesa. En una finca en Cap des Moro, cerca de Santanyí, que Marquant diseñó y – con ayuda de sus amigos austríacos Peter y Babs Kastner – construyó, han fundado el Quinto Pino Art Club, destinado a artistas (no exclusivamente, aunque principalmente) afincados en Mallorca, que conocen y aprecian.
Por cierto, lo que no le gusta es el culto a la juventud en el arte. “Sólo hay arte joven. Desde esta perspectiva, soy mayor. Pero no me interesa juzgar el arte según la edad.“
Y aunque fuera así: El arte de Josefina Pino es joven, fresco, feminista e irradia autoestima, tanto en lo pictórico como en lo conceptual. Es simplemente buena pintura
Andrea Schurian, noviembre 2011
Traducción: Hartmut Bostmann